martes, 14 de noviembre de 2017

14/11/2017 Razones para escribir

Escribo porque te quiero,

o porque me odio.

Porque no sé gritar en silencio, o porque no me da la gana.

Porque me arde la garganta y ni tragándome las lágrimas se apaga el fuego.

Porque duele tan dulce que amarga, tan suave, tan áspero.

Tan placentero.

Escribo porque me sangran los dedos de tocar la guitarra. Porque me he quedado sin notas. Porque los silencios de blanca me salen perfectos.

Escribo porque tengo despellejadas las rodillas de subirme a los árboles,

de dormir de rodillas

de caer
y de nunca llegar al suelo.

Escribo porque lo necesito. Porque me quita el hambre y el sueño.

Y la sed.

Y la vida.

Escribo porque, al fin y al cabo, así sangra el alma y se desangra.

Así llora.

Así grita.

Y porque la tinta me cura las venas abiertas,

me calma la voz

y me abre los ojos.

Y porque así puedo morir sin hacerlo, cada noche, cada hora.

Y porque así vivo.

No escribo para que me lean. Escribo para leerme. Para conocerme. Para saberme.

Para esquivarme y engañarme.

Para quererte.


Y para no odiarme.

No hay comentarios:

Publicar un comentario