jueves, 13 de febrero de 2020

13/02/2020 Penitencia y Placer Carnal

Cada día la ciudad más corrupta,
más impía, más puta
y al mismo tiempo despiadada.

Cada día más gente gris tormenta,
menos fuego,
más brasas y cenizas.

En su mano había oro, en su cuello piedras preciosas, 
vestía colores brillantes
y tal sonrisa esculpida en la cara
 que ni siquiera Medusa podría mirar.

Ahora en sus dedos anillos de hiedra y arena,
en su cuello, cicatrices,
vestido de negro para que nadie lo vea,
o para que todo el mundo lo mire,
y los labios apretados al son de los puños. 

Envuelto en humo y en aires de lluvia,
perdido en acordes disonantes,
ruido,
que brutal oculta sus latidos.

Mareas de sangre y de vino, 
de vodka,
de muecas, sonrisas y abrazos,
de quizás y despedidas.
de odios y rencores, 
de muerte
y de vida. 

Sólo canta en la ducha
(a eso lo llama cantar)
pero ahí, más que chico 
es banshee. 

Se frota las cicatrices,
le pican, 
y sus demonios no ayudan, 
pero se tumban a su lado en la cama.

Es un chico que lo ha perdido todo, 
pidió carta y se pasó de veintiuno,
por uno,
con ninguno. 

Y ahora se busca en el brillo de una copa, 
en las gotas de sudor en su frente, 
en manos sangrantes,
en golpes
maestros
pero nunca aprende nada.

Suspira con cada calada,
y le llora la mirada cuando levanta la cabeza.

Se ahoga,
se asfixia,
se duele.

Penitencia y placer carnal,
perdón y venganza,
justicia
divina y poética.

Paz,
treguas,
manos de papel,
banderas blancas.


















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