martes, 7 de marzo de 2017

Íncubo #2 07/03/2017

El muchacho -no aparentaba más de veinte años- me tendió su mano mientras envainaba su arma. La agarré y a pesar de su suave apariencia, noté la dureza de su piel; manos que contaban historias de interminables batallas y duros entrenamientos. Manos curtidas con fuego y espada. Manos de guerrero.

Me levantó como si fuese una pluma, y me arrastró fuera de mi celda, recorriendo a toda velocidad un eterno laberinto de túneles iluminados con antorchas.

En cada giro, se detenía y me soltaba, se asomaba sigilosamente y volvía a tomar mi mano para continuar. Fue en uno de esos momentos cuando me fije en la fina y rosada cicatriz que le cruzaba el ojo derecho, en el que se reflejaba la luz del fuego de las paredes; una cicatriz que no hacía más que resaltar la línea de su mandíbula, y otorgarle un aspecto fiero y pensativo.

Tras lo que me parecieron horas llegamos a una especie de balconada por la que penetraba el brillo de un sol que me hería los ojos, como reprochándome que lo hubiese abandonado, y al mirar hacia abajo me descubrí en la pared escarpada y vertical de un cañón por cuyo lejano fondo discurría un enorme río.

Le pregunté, angustiado, que cómo pensaba salir de ahí, y, sin pronunciar una sola palabra me levantó en volandas y saltó al otro lado de la baranda de piedra. Yo gritaba, no por miedo (pues tras lo vivido en el interior de la montaña nada podría hacerme gritar), sino por la sensación, tan desconocida ya, de libertad. No pensaba en la muerte que nos aguardaba al fondo del barranco, ni si quiera recordaba que alguien me llevaba en brazos.

Hasta que a mi rescatador le crecieron dos enormes alas de plumas negras que batieron el aire y nos elevó por encima de la pared opuesta. Fue en ese mismo instante, justo antes de que la oscuridad de la inconsciencia me abrazara como tantas veces había hecho este tiempo atrás, cuando una voz, su voz, dura y suave como las piedras que el agua del río mantenía en su lecho, pronunció las primeras palabras que había oído desde hacía demasiado.

"Mi nombre es Kyro".

•••••••CONTINUARÁ••••••••

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