Tengo pruebas fehacientes de que el ser humano nunca cambia, por mucho que nos parezca lo contrario. No. Miradme a mí si no, sigo siendo igual de tonto. Igual de necio.
volví a caer, para qué negarlo. Volví a ilusionarme y a pensar que era un "sí" de una vez por todas. Que por fin tantos golpes iban a ser recompensados, que me lo merecía.
Me perdí irremediablemente mirando las curvas de su cuerpo al contraluz del flexo de la cabecera de su cama. Me hundía en el sonido de su respiración, aún cuando él se pensaba que yo ya estaba dormido. Me temblaba cada fibra de mi ser al despertarme con sus ojos (qué ojos) mirándome entrecerrados porque la persiana estaba subida. Recuerdo el olor del café recién hecho, y el cigarro en el balcón mientras llovía. Y las promesas que salían indiscriminadamente de unos y otros labios, como si nos sobrase munición.
Recuerdo el primer día, cómo intentaba engañarme para que me desnudase, y a la vez cómo se engañaba para no quererlo. Cómo me obligaba a descubrir nuevos sabores, que sólo me gustaban allí. Recuerdo su gimoteo dormido, y cómo se acurrucaba encajando en mi espalda. Y cómo entrelazaba sus piernas con las mías, como evitando que me pudiera escapar de su cama, aunque sabía que me tenía esposado muy fuerte.
Sigo oliendo su colonia, y sigo sintiendo la suavidad de sus labios por las noches, por mucho que haya rezado para olvidarme de todo eso. Sigo temiendo encontrárme con él por la calle, y que ya no me reconozca, o que ya no quiera reconocerme. Y aún así todos los días miro a su puerta cuando paso por su calle.
Sigo engañándome y diciéndome que seguramente tuviera razón. Que esto no iba a ninguna parte y que así no se podía estar. Pero yo sí. De hecho lo daría todo por volver dos meses atrás. Dos meses, y volver a dejarme la mochila en el piso de arriba de ese bar, y dejarme robar ese beso que no podía hacerse esperar, y volver a escucharle, susurrándome que él no decía "te quiero", pero que me quería.
Por desgracia ésta no será la última vez que escriba sobre esto aquí. Porque soy un animal de costumbres; porque el ser humano no cambia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario