domingo, 18 de octubre de 2015

18/10/2015 Notas a pie de cama





"Si yo sé lo que es el Amor, es por tí"

H. Hesse



El Ser Humano aspira, por naturaleza, a intentar alcanzar aquello que está fuera de su alcance. El Amor es una de estas cosas.

Cientos y cientos de años han sido suficientes para cambiar los carros por coches, aviones, submarinos... Para convertir las espadas en misiles, para sustituir las cartas por mensajes... Pero aún no sabemos definir el Amor.

¿ A caso puede el hombre definir lo indefinible?

Por muchos significados que le demos, por muchas acepciones que hayamos creado en los diccionarios para esta palabra, no sabemos lo que es el Amor, no lo sabemos hasta que llega ese niño gordo y ciego y nos atraviesa el pecho con una flecha. No lo sabemos hasta que nos fundimos por dentro y nos congelamos por fuera.

El Amor no es, como afirman esos señores que se reúnen para quitar la tilde a "guión" (digan lo que digan es así), un concepto, algo abstracto, que no es material. Se equivocan de cabo a rabo.

El Amor, el de verdad, el que duele, es tan concreto como el suelo que pisamos, es tan real y tangible como las piedras de un palacio. Es sólido, duro, denso...¿ O a caso si te golpeas con un concepto abstracto te haces tanto daño?

No.


El Amor aparece cuando te quedas embobado mirando una foto, varias veces al día; cuando cierras los ojos y sólo con pensar en él sonries. El Amor no es un "qué", es un "quién".

Y ese "quién" pasa a encabezar la bandeja de entrada de tu vida, se cuela entre los puntos del día, se acurruca junto a tí en los intercambios de clase, o te acompaña a fumarte el cigarrito del descanso.

El Amor es ese par de labios tan de tu talla que te pruebas mil veces pero que sabes que nunca te podrás comprar (porque no tiene precio). El Amor son esos brazos entre los que sientes que ni una glaciación podría congelarte. El Amor son esas dos alas que te han hecho a medida y que has pagado a medias.

... Dificil esto, eh.


El Amor es la manta, y el sofá, y el helado en esa tarde de lluvia de domingo; es ese abrazo al rojo vivo que se te tatúa en el alma y que no se quita ni con laser; es ese beso de buenas noches y esa respiración ajena por la mañana. El Amor es esa taza de café caliente para desayunar en la cama, y la sábana revuelta sobre el colchón.

El Amor, ese Amor, es tan bello que es cruel y tan sano que es adictivo. El Amor te arrolla sin piedad y te abraza en la caída, el Amor...

Un día se va.


Se va o al menos es lo que creemos; nos quedamos fríos, indefensos, desnudos, sin ni si quiera aquella arrugada sábana que sobraba la noche anterior...

Se va y duele.

Duele mucho, muchísimo, infinitamente, pero si se fué es por una razón muy sencilla: Vendrá otro mil veces mejor. Mil millones de veces más puro y fuerte.

Y así Amor tras Amor, hasta dar con el último de la fila, con ese que no reservó la butaca por adelantado. Ese que se perdió veintitrés veces y llega justo al final de la función (pero llega).

Y amas.

Amas como nunca amaste, y entiendes por fin que la definición de Amor no existe, que la vas construyendo poco a poco, golpe a golpe, beso a beso, hasta que pones el punto final.

Y cuando la lees, sonries, y sabes que lo que tienes, a quién tienes, es, ha sido y será El Amor de tu Vida.

Hasta entonces, sólo pensar...



¿Qué es el Amor?



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