martes, 13 de octubre de 2015

13/10/2015 Locura: palabra de nivel 7

Esta entrada se la dedico al único profesor de lengua y filosofía al que apreciaré y del que guardaré buenos recuerdos, ya sea simplemente porque su "rigor" me da collejas varias veces al día o porque posee esa pizca de locura que tanto deseo. Gracias F.J.T.V



La locura es un privilegio en este mundo insípido y desemantizado, un privilegio tachado de enfermedad por aquellos que anhelan padecerla, sufrirla, o mejor dicho: Disfrutarla.

¿Qué sería de nosotros sin un poco de locura al día? Debería ser una droga gratuíta, deberían incluirla en la Seguridad Social...claro, que estamos como para que nos den algo gratis, aunque sea una pizca de locura.

Locos, benditos locos, que no necesitaron ni éxtasis ni estigmas para encontrar la felicidad. Qué suerte estar loco. Pero estarlo con certificado y diploma, que luego no hay nada para colgar en la pared y no se lo cree nadie.

Como una vez dijo mi filósofo favorito (si, eso existe) "En el amor siempre hay algo de locura, mas en la locura siempre hay algo de razón."

Esto es cierto. Alocadamente verdadera esta afirmación. En el momento en que empiezas a amar a alguien (amar de verdad, ni sucedáneos ni derivados, gracias) o algo, la locura se te cuela por entre los botones de la camisa, se acurruca junto al DNI y se sienta junto a tí en el bus. Y ahí es cuando comienza el juego...

Ah, y siempre se ama por alguna razón, por loca que sea.

Un juego hecho, diseñado, destrozado y rehecho por uno mismo, donde las reglas las pones tú, y si te da la gana te las saltas, eso sí, tienes que pagarte la multa pertinente, por favor, un poco de formalidad.

Un juego en el que barajas las cartas en un cubilete y cuentas doce porque son las seis de la tarde, y encima está nublado. Un juego cuya meta es volver a empezarlo, pero cambiando el color de la ficha (me pido el alfíl) y donde los comodines valen tantas veces como te salga a tí de la oca.

Esto es la locura, pintar un cielo de verde porque conjunta con tus pantalones, y pintar gatos con dos lenguas por si quieres comerte una para almorzar (venganza cumplida) y tomar el té con un conejo y un mapache porque el sombrerero está hasta abajo de trabajo.

Esta es la locura señores y señoras, damos y caballeras...o no, quién sabe, quizá la locura es tal que ni si quiera existe, y se la inventan los locos para hacerse los interesantes...hmmm...tendré que meditarlo, le preguntaré a mi mesilla de noche, a ver si sabe algo...

¡Benditos locos! Aquellos que saben que lo son y se lo guardan para no compartir esa especiada locura, suertudos esos que sin querer mueven las blancas para comerse las rojas y contar veinte y caer en la posada, que hay que cenar y no hay tiempo para ir al super.

Quién sabe, quizá un día podamos ir a la farmacia y, enseñando la receta, podamos decir: -"deme tres tabletas de locura, que tengo los finales a la vuelta de la esquina y veo que de esta no salgo". Quién sabe, igual estoy tan loco que estoy escribiendo esto en un vaso de agua y no me importa, o quizá soy un pobre cuerdo que por envidia desea estarlo.


Pero, ¿ y qué? No os asombreis, ¿A caso todo esto que digo es una locura? ...Pues ojalá.

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