viernes, 30 de octubre de 2015

30/10/15 Sangre

"No hay nada en esta vida más importante que la sangre. Si reniegas de tu sangre estás perdido."

C.D.C

La sangre. Ese vínculo heredado sin elección, ese legado azaroso del que no puedes huir, ese regalo que no se rechaza.

Antes era un orgullo, alardeabas de ella y le atribuías todos los éxitos y logros. La exaltabas y lucías como un pendón o escudo irrepetible.

Reniego de mi sangre. Reniego de toda ella, de su color, de su sabor, de su brillo.

Reniego, reniego y reniego.

Hoy termina mi linaje, y comienza mi linaje. Hoy se queman los árboles genealógicos y se destruyen los álbumes de fotos. Caen mis antepasados y sus blasones. Fuera. Ya. Adiós.

Niego formar parte de mi estirpe, no soy uno de ellos, aunque mi sangre sea la misma. Mi sangre ya no es como la suya, ya no somos iguales, mi sangre ya no es roja, desde hoy mi sangre es negra.

Negro que atrapará el antiguo rojo, y lo conquistará, lo aniquilará; negro que refleja el alma, espejo del yo infinito que contienen mis cientos de fronteras, bandera que ondea con orgullo mayor sobre los demás pendones.

Reniego de mi sangre.


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